¡Yanomami Bajo Ataque!
El nuevo informe de Hutukara Asociación Yanomami trae datos, imágenes
aéreas y reportes del infierno provocado por la invasión de la minería ilegal
La Hutukara Asociación Yanomami lanza este lunes (11/4) el informe “Yanomami Bajo Ataque: La Minería Ilegal en la Tierra Indígena Yanomami y propuestas para combatirla” — un panorama del avance de la destrucción producto de la minería ilegal en la mayor tierra indígena del país.
Con un área equivalente a Portugal, distribuída entre los estados de Roraima y Amazonas, la Tierra Yanomami completa 30 años de demarcación en 25 de mayo de 2022. En la época del decreto, el territorio estaba tomado por la minería ilegal.
Los victimarios continúan siendo los mismos, pero ahora con un poder de
destrucción mucho mayor. “El ataque a los pueblos de la Tierra Indígena Yanomami ya ocurrió en la década de 1980, con la invasión de más de 40 mil garimpeiros. Hoy, en 2022, la historia se repite. Esto es muy grave”, alerta Darío Kopenawa, vicepresidente de la Hutukara.
Debido sobre todo al aumento del precio del oro en el mercado internacional y al apoyo del gobierno a la actividad ilegal, los campamentos avanzan aceleradamente, llevando la deforestación, enfermedades y muerte por donde pasa.
Según datos extraídos del informe, en 2021, la minería ilegal avanzó 46% en
comparación con 2020. El año pasado, ya había sido registrado un salto de 30% en relación al periodo anterior. De 2016 a 2020, los campamentos en la Tierra Indigena Yanomami crecieron nada menos que 3.350%, resalta el estudio de la Hutukara.
De acuerdo con el documento, el número de comunidades afectadas directamente por la minería ilegal suma 273, abarcando más de 16.000 personas, es decir, 56% de la población total. Existen más de 350 comunidades indígenas en la Tierra Indígena, con una población de aproximadamente 29 mil personas.
“La extracción ilegal de oro [y casiterita] en el territorio Yanomami trajo una
explosión en los casos de malaria y otras enfermedades infectocontagiosas, con serias consecuencias para la salud y para la economía de las familias, y un
recrudecimiento asustador de la violencia contra los indígenas”, dice la Hutukara.
De hecho, conforme muestra el informe, la malaria se expandió en las zonas de fuerte actuación de los garimpeiros, como en las regiones de Uraricoera, Palimiu e Waikás. En el Palimiu, en 2020, hubo más de 1.800 casos.
“Cabe destacar que la población total del Palimiu en el mismo año era poco más de 900 personas, es decir, los datos apuntan para una media de casi dos
[contaminaciones por] malarias por persona”, resalta el texto.
En el comienzo del monitoreo, en octubre de 2018, el área total destruida por la minería ilegal sumaba poco más de 1.200 hectáreas, con la mayor parte
concentrada en los ríos Uraricoera y Mucajaí. Desde entonces, el área impactada sobrepasó el doble, alcanzando en diciembre de 2021 el total de 3.272 hectáreas.
El crecimiento se ha visto acentuado principalmente a partir del segundo semestre de 2020, coincidiendo peligrosamente con el recrudecimiento de la pandemia por Covid-19. Solo en 2021 hubo un incremento de más de mil hectáreas.
De acuerdo con el documento, de los 37 centros de salud existentes en la Tierra Indígena, 18 poseen registro de deforestación relacionado a la minería ilegal.
Una foto reciente, realizada por el vicepresidente de la Hutukara, de la estructura de la Unidad Básica de Salud Indígena (UBSI) de Homoxi, muestra cómo la sede está siendo devorada por un cráter producto de la minería ilegal, lo que provocó gran repercusión en la prensa y en las redes sociales.
Registros aéreos realizados por la Hutukara para el informe, a fines de enero de 2022, muestran también cómo los campamentos mineros están cada vez más próximos a las comunidades indígenas, además de inmensas cicatrices en los bosques, contaminación de los ríos y el evidente uso de aeronaves, helicópteros y otros aparatos de altísimo valor en la actividad ilegal.
“El gobierno tiene que analizar sus acciones, porque muchas operaciones de
combate a la minería ilegal no han surtido efectos. Este documento muestra la
realidad que estamos viviendo y sus consecuencias, de mucha violencia y
vulnerabilidad. Mi pueblo está sufriendo. Pedimos apoyo de la gente para unirse a nuestro grito de socorro, para retirar inmediatamente los garimpeiros de nuestro territorio”, emplazó Darío Kopenawa.
El documento termina con una serie de recomendaciones al Poder Público y
destaca que la minería ilegal no es un problema sin solución, pero demanda
voluntad política para garantizar una actuación eficiente y coordinada del Estado y una articulación entre los órganos y agentes responsables.
Principales factores para el salto de la minería ilegal en la Tierra Yanomami
- Aumento del precio del oro en el mercado internacional
- Falta de transparencia en la cadena productiva del oro y fallas regulatorias
que permiten fraudes en la declaración de origen del metal extraído
ilegalmente - Debilitamiento de las políticas ambientales y de protección a los derechos
de los pueblos indígenas y, en consecuencia, de la fiscalización regular y
coordinada de la actividad ilícita en Tierras Indígenas - Agudización de la crisis económica y del desempleo en el país,
produciendo una masa de mano de obra barata a ser explotada en
condiciones de alta precariedad y peligrosidad - Innovaciones técnicas y organizacionales que permiten a las estructuras de
la minería ilegal comunicarse y trasladarse con mayor agilidad - La política actual del gobierno da un insistente incentivo y apoyo a la
actividad a pesar de su carácter ilegal, provocando así la expectativa de la
regularización de la práctica
Informes
El informe también trae relatos impresionantes de la violencia sufrida por mujeres y niños por parte de los garimpeiros. Según testimonios, recogidos por investigadores indígenas, garimpeiros estarían abusando sexualmente de las personas de las comunidades asediadas después de dejarlas embriagadas.
Lea extractos del informe registrado por uno de los investigadores indígenas:
“Después de que los Yanomami solicitan comida, los garimpeiros objetan siempre. (…) ‘¡Ustedes no nos pidan nuestra comida! ¡Es evidente que no has traído a tu hija! ¡Solamente después de acostarme con tu hija yo te voy a dar comida!’.
‘¡Si tú tienes una hija y me la das a mí, yo voy a hacer aterrizar una gran cantidad de comida que tú podrás comer! ¡Tú podrás alimentarte!’.
Los [garimpeiros] dicen: ‘¡Esa chica. Tu hija que está aquí, es muy bonita!’
Entonces, los Yanomami responden: ‘¡Es mi hija!’ Cuando hablan así, los
garimpeiros manosean a las chicas. Solamente después de manosearlas es que les dan un poco de comida.
Los garimpeiros tienen relaciones con las mujeres que tomaron cachaza. Los
garimpeiros no consiguen tener relaciones con las mujeres que no toman cachaza.”
En la visión de la mayoría de las mujeres indígenas, afirma el informe, los
garimpeiros representan una amenaza terrible. Son violentos, generando un clima de terror permanente en las aldeas.
Así registra una investigadora indígena a partir de una entrevista con otra mujer Yanomami:
“Cuando las personas dijeron que ellos se estaban aproximando, yo tuve miedo. Por eso, desde que escucho hablar de los garimpeiros, yo vivo con angustia.
De hecho, las personas ahora piensan: ‘Después que los garimpeiros que codician el oro arruinaron las vaginas de las mujeres, las hicieron enfermar’. Por eso, ahora, las mujeres están desapareciendo, debido a la letalidad de esta enfermedad. Es tanto así que, en 2020, tres chicas adolescentes, que tenían apenas 13 años, murieron.
Ellas eran jóvenes, habían tenido recién la primera menstruación. Después de los garimpeiros haberen provocado la muerte de estas chicas, los Yanomami protestaron contra los garimpeiros, que se alejaron un poco. Los líderes les dijeron que estando tan próximos, ellos se portan muy mal.”.
Residentes de la región del Río Apiaú relatan a la Hutukara que un garimpeiro que trabajaba en la región ofreció drogas y bebidas alcohólicas a los indígenas y, cuando todos ya estaban embriagados e inertes, violó a un niño de la comunidad.
En una otra denuncia, está descrito que un “matrimonio” fue arreglado entre una adolescente Yanomami y un garimpeiro mediante la promesa de pago en
mercadería, la cual nunca fue cumplida.